Visita de Fortalecimiento

Rumbo al Establecimiento de la Iglesia

Miguel Ángel Toribio
Misión de Actopan, Hidalgo | 17 Noviembre 2o23
MA
Fotografía:Ruth Valdez

No que lo haya alcanzado ya...

 

Filipenses 3:12

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Estamos agradecidos con Dios por el privilegio de contar los pasados días 11 y 12 de noviembre con la visita por parte del Tabernáculo Tepito de nuestros hermanos Arturo Guarneros con su esposa la hermana Lourdes González y Yael Guarneros, acompañado de su familia, asimismo de un nutrido grupo de hermanos del Tabernáculo Atongo El Marqués, Qro. y procedentes de la Misión de Zimapán nuestro hermano Eduardo Trejo, juntamente con su familia, con el propósito de celebrar un serie de servicios especiales enfocados a proseguir nuestro camino rumbo a nuestro establecimiento.

Las actividades dieron inicio el día sábado con un mensaje traído por nuestro hermano Arturo Guarneros, con el tema: “Tiempo de Establecimiento” en donde remarcó que estamos viviendo en un tiempo glorioso, en que a medida que el poder de Dios ha venido aumentando para nosotros; también la lucha y la demanda, recapitulando parte de la historia de la iglesia, haciendo énfasis en la escritura de Efesios 2:20-22.

Dando continuidad al día siguiente nuestro Hno. Yael, bajo el tema: “¿Dónde estamos?, ¿Quiénes Somos? Y ¿Hacia dónde vamos?” con base en la escritura de Filipenses 3:12. Nuestro hermano hizo una exhortación a proseguir al objetivo trazado por el ministerio apostólico, que el trabajo continúa y sabemos que los tiempos de Dios son perfectos y aun por esa razón debemos dar el extra, ya que el establecimiento también tiene una cuenta regresiva, lo cual nos demanda a reactivarnos para lograr la promesa. Una unción muy especial nos llevó al altar a buscar a Dios, y se finalizó el trabajo cuando nuestros hermanos impusieron manos sobre cada uno de nosotros y nos motivaron a seguir adelante, mostrándonos una vez más que todos somos uno, y no descansar hasta ver la promesa reflejada en cada uno de nuestros corazones.

Posteriormente disfrutamos un tiempo muy agradable de compañerismo con nuestros hermanos que nos visitaron. Agradecemos a Dios y al ministerio apostólico, quien va guiando el trabajo que se hace en los diferentes frentes de batalla en la nación mexicana.

Que Dios les bendiga.