Luego del intenso trabajo realizado por nuestro Hno. Alfredo González durante el mes de julio de este año, entendimos que Dios estaba trayendo una amonestación al ministerio y a la Iglesia Mexicana, que nuestro caminar cristiano se había envejecido y viciado y que no estábamos preparados para enfrentar este entronque de tiempo apostólico.

Sabiendo esto, en el Tabernáculo de los Cabos, nos dimos a la tarea de darle el Valor a La Voz, y el 31 de julio, entendimos que fue el Espíritu Santo a través de nuestro amado Hno. Alfredo González clamando: "consolaos, consolaos, pueblo mío que su pecado es perdonado; doblemente ha recibido de la mano de Jehová". Así, el día 7 de agosto tuvimos un servicio especial de Aniversario; una renovación entre el Pastor y la Iglesia; y aunque en este evento, nuestro Pastor, pidió perdón por cuarta vez a la Iglesia, el resultado aún fue limitado; pero aun así continuamos trabajando.

Nuevamente, en el mes de octubre nos dimos a la tarea de retomar los servicios especiales que nuestro Hno. Alfredo González trajo a la Iglesia durante el mes de julio, ya que, no podíamos avanzar si aún no nos desligábamos de esa vieja manera de caminar, el tiempo de ligarnos a un arrepentimiento sincero había llegado.

Posteriormente, tras celebrarse la Segunda Reunión Ministerial Nacional de este año, en vista de también fueron convocadas las esposas de los ministros, surge la pregunta: como matrimonios ¿nos hemos convertido ya en una verdadera cabeza y nuestra esposa en una verdadera ayuda idónea?; sin duda, eso nos puso a pensar, porque cruzar la frontera era haber logrado convertirse en una verdadera cabeza y en una verdadera ayuda idónea respectivamente. En esta reunión, Dios nos dio la última pieza para lograr salir de la situación en la que estábamos como Iglesia y como pareja.

De esta forma, para el día 6 de noviembre, principió un trabajo realizado a través de una serie de pláticas, para cerrar y sanar heridas que lastimaban a nuestra Iglesia. La apertura de este trabajo se dio primeramente con el ministerio local y sus esposas; y durante siete días consecutivos se realizaron pláticas personales con cada segmento de la Iglesia, pues entendimos que era necesario hacer un trabajo de limpieza tanto en la Iglesia como en nuestra casa y desde luego, en nuestra persona. El tiempo nos demandaba reconocer nuestros errores, arrepentirnos y pedir perdón. Y es hasta este momento que entendimos la importancia de dar este paso, ya que era la última oportunidad que el Espíritu Santo nos estaba dando para salir de nuestra vieja condición y poder cruzar esta puerta que el Entronque nos estaba presentando.

Así llegamos al día domingo 13 de noviembre, en el que desembocó la culminación de este trabajo. Siendo nuestro Pastor, el Hno. Mario De la Luz, el voceador de la Palabra esa mañana, levantó el Tema: "El Valor de la Voz" y como subtema "La Cascara Vieja Se Rompió"; tomado las escrituras en Efesios 2:20-22, 1ra. Juan 4:20-21 e Isaías 40:29-31. En este servicio, el Espíritu Santo se hizo presente y trajo liberación a cada alma; y el arrepentimiento sincero de cada uno de nuestros hermanos trajo el Perdón a nuestra Iglesia. La unción sublime del Espíritu Santo tomó a cada persona que estuvo presente, desde el más joven hasta el más grande. Con toda certeza, podemos decir que tuvimos una experiencia personal con Dios y que en nuestra localidad se ha extendido y aceptado ese perdón, que sin merecerlo, se nos fue otorgado por la gracia y misericordia de Dios.