En el marco de la Segunda Reunión Ministerial Nacional 2016, el Tabernáculo del Valle de México invitó a todos los asistentes de este encuentro, a congregarse en sus instalaciones el día domingo 23 de octubre por la mañana, con la finalidad de conmemorar juntamente con la Iglesia local, el 30 Aniversario de Carrera Ministerial de nuestro Hno. Eleazar Ponce, pastor y apóstol.

El servicio de esa mañana fue traído por nuestro Hno. Otniel González, Apóstol de Jesucristo, quien levantó el tema “El Entronque De Tiempo Apostólico” en donde explica que con este entronque el tiempo cambio y por lo tanto nosotros debemos cambiar también y hacer una alto para analizar qué es lo que necesitamos cambiar. Mencionó que: “con el paso del tiempo nos hemos confiado y hay muchas cosas que tenemos que reordenar y una de las cosas que tenemos que retomar es la comunicación. El enemigo se ha ocupado de romper la comunicación entre nosotros, se ha roto mucha comunicación aún entre el cuerpo pastoral y el cuerpo apostólico, existen muchos problemas que no vamos a poder resolver por nosotros mismos, pero para eso Dios envió diferentes ministerios y aún, necesitamos la comunicación para resolver problemas, para pedir dirección pero también para fortalecer nuestra amistad, eso nos hace mucha falta, porque dice el Hno. Branham que llegará el momento en que desearemos tener verdaderos amigos a nuestro lado.”

Por otra parte, se dijo también Dios ha enviado un ministerio apostólico para este tiempo pero que muchos no hemos aprendido a darle valor a esa voz. Y en ocasiones batallamos sin ser necesario, si tan sólo aprendiéramos a escuchar esa voz apostólica se nos facilitaría mucho el camino.

Al término del servicio se llamó a nuestro Hno. Eleazar y a su familia a pasar al altar para hacer una oración de agradecimiento por estos 30 años que el Señor le ha permitido servirle, siendo nuestro Hno. Antonio Tovar quien dirigió esta oración en compañía del cuerpo apostólico ahí presente. Finalizando, se hizo énfasis en que se abría el tiempo para lograr convertirnos en verdaderos amigos y colocando una mano sobre otra, nuestros hermanos reiteraron la frase “Amigos y compañeros de batalla, juntos hasta el final para la honra y gloria de Dios”.